martes, 5 de octubre de 2010

LA PROSTITUTA Y LA FIERA. Ap 17,1-18.

17 1 Se acercó uno de los siete ángeles que tenían los siete cuencos y me habló así: "Ven acá, voy a mostrarte la sentencia de la gran prostituta que está sentada al borde del océano,
2 con la que han fornicado los reyes de la tierra, la que ha emborrachado a los habitantes de la tierra con el vino de su prostitución".
3 En visión profética me llevó a un desierto. Vi allí una mujer montada en una fiera escarlata, cubierta de títulos blasfemos, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
4 La mujer iba vestida de púrpura y escarlata y enjoyada con oro, pedrería y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena hasta el borde de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación;
5 en la frente llevaba escrito un nombre enigmático: "La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra".
6 Vi que la mujer estaba borracha de la sangre de los consagrados y de la sangre de los testigos de Jesús.
7 Al verla me quedé boquiabierto. El ángel me dijo: "¿Por qué razón te admiras? Yo te explicaré el simbolismo de la mujer y de la fiera que la lleva, la de las siete cabezas y los diez cuernos.
8 La fiera que viste estuvo ahí; ahora no está, pero va a salir del abismo para ir a su ruina. Los habitantes de la tierra cuyo nombre no está escrito desde la creación del mundo en el registro de los vivos se sorprenderán al ver que la fiera que estaba ahí y ahora no está se presenta de nuevo.
9 ¡Aquí de la inteligencia, el que tenga talento! Las siete cabezas son siete colinas donde está asentada la mujer, y siete reyes;
10 cinco cayeron, uno está ahí, otro no ha llegado todavía y cuando llegue durará poco tiempo.
11 La fiera que estaba ahí y ahora no está es el octavo y al mismo tiempo uno de lo siete, y va a su ruina.
12 Los diez mandamientos que viste son también diez reyes que aún no han comenzado a reinar, pero que recibirán autoridad por breve tiempo asociados a la fiera.
13 Éstos, de común acuerdo, cederán sus fuerzas y su autoridad a la fiera.
14 Combatirán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es Señor de señores y Rey de reyes, y los llamados a acompañarlo son escogidos y fieles".
15 Y añadió: "El océano donde viste sentada a la prostituta, son pueblos y masas, naciones y lenguas.
16 Pero los diez cuernos que viste y la fiera van a tomar odio a la prostituta y a dejarla asolada y desnuda; se comerán su carne y la destruirán con fuego.
17 Dios les ha metido en la cabeza que ejecuten su designio; por eso, llegando a un acuerdo, cederán su realeza a la fiera hasta que se cumpla lo que Dios ha dicho.
18 Por último, la mujer que viste en la gran ciudad, emperatriz de los reyes de la tierra".


EXPLICACIÓN.

La ruina del poder la ve Juan encarnada en la del Imperio romano. Empieza la descripción profética de la caída del Imperio (17,1-19,10). Aunque la caída de Babilonia ha sido ya anunciada (14,8; 16,9), un ángel tiene que explicársela a Juan (1): lo que va a ocurrir sobrepasa lo que el profeta podía imaginar.

La gran prostituta, la ciudad del comercio y del fraude, que propone la riqueza y el lujo como ideal de vida (cf. Is 1,21, Jerusalén; 23,8-18, Tiro; Nah 3,1-7, Nínive); la imagen de la gran prostituta significa en lenguaje profético la absoluta infidelidad a Dios, la profesión de valores diametralmente o puestos a los del designio divino. La figura se opone a las de la mujer-madre (cap 12) y de la Esposa (cf. 22,17), que representan a la nueva humanidad. Es notable la amplitud con que trata Juan la condena y ruina de Babilonia/Roma. Evidentemente, para los lectores de su tiempo era un tema de interés primario. Teniendo en cuenta, sin embargo, que Babilonia/Roma es el tipo de los imperios opresores a lo largo de la historia, estos capítulos conservan su actualidad.

La injusticia y corrupción encarnadas en el sistema romano han contagiado al mundo entero, tanto a los poderosos como al pueblo (2).

Un desierto (3), en este caso, signo de la desolación que crea a su alrededor el poder del imperio. Una fiera, el Imperio romano (cf. 13,1-8), del que Roma es capital; escarlata, el color del manto de los "triunfadores" romanos. Títulos blasfemos, siete cabezas y diez cuernos, cf. 13,1.

La capital ostenta su opulencia (4). Ofrece la copa de oro (precioso y tentador), para contaminar con su porquería (Jr 51,7, de Babilonia) (4b). Las prostitutas romanas llevaban en la frente una cinta con su nombre; La gran Babilonia, ciudad que, aun mucho después de la caída de su imperio, seguía siendo el prototipo de ciudad imperial. Ella es responsable de la corrupción del mundo entero (5) y ha asesinado a los que se le resistían (6a).

El esplendor del imperio deslumbra al profeta, como a tantos otros (6b). El ángel se lo reprocha; él va a mostrarle lo que ese esplendor oculta (7).

Estuvo, no está, al contrario que Dios, "el que es y que era y que viene" (1,4.8). Como el monstruo del caos, sojuzgado por un tiempo, reaparecerá la Fiera/el imperio , pero para su ruina definitiva (cf. 19,20). Motivo de asombro para sus secuaces, no para los cristianos, que conocen el sentido de los acontecimientos; el registro de los vivos, cf. 3,5 (8).

Doble simbolismo de los cuernos: siete colinas, alusión transparente a Roma; siete reyes/emperadores, número que indica una totalidad finita, que en este caso, no está lejos de su fin (9); el octavo, uno de los siete, posible alusión a la leyenda sobre la vuelta de Nerón ("Nero redivivus"), encarnación de la crueldad (10-11). Interpretación global de los diez cuernos (cf. Dn 7,24) como reyes vasallos; mientras dura el imperio, son aliados incondicionales de Roma y siguen su política (cf. 16,14.16) (12-13). La coalición, derrotada por el Cordero (cf. 19,19-21) y por la fidelidad de los suyos (14). Rey de reyes, etc.: cf. 19,16; Dt 10,17; Sal 136,3; Dn 2,47.

El océano, lit. "las muchas aguas" (cf. Jr 51,13, lit. "las muchas aguas", de Babilonia): universalidad de su dominio (sentada) cf. 13,3.8) (15). El dominio suscita el odio; fragilidad del acuerdo anterior; sublevación de los reinos de Oriente contra la tiranía del imperio; saqueo y destrucción de la ciudad (cf. Os 2,3, castigo de la adúltera) (16). Según Juan, el sometimiento de esos reinos durará solo lo necesario para que se cumpla el designio divino (17). Nueva identificación de la prostituta (emperatriz), que contrasta con su ruina (19).

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