miércoles, 6 de octubre de 2010

RUINA DE LA FIERA. Ap 19,11-21.

11 Vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco; su jinete se llama el fiel y el leal, porque lleva razón en el juicio y en la guerra.
12 Sus ojos llameaban, ceñían su cabeza mil diademas y llevaba grabado un nombre que sólo él conoce.
13 Iba envuelto en una capa tinta en sangre y lo llamaban Palabra de Dios.
14 Lo seguían las tropas del cielo en caballos blancos, vestidos de lino blanco puro.
15 De su boca salía una espada aguda, para herir con ella a las naciones, pues él va a regirlas con cetro de hierro (Sal 2,9) y a pisar el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, soberano de todo.
16 En la capa y en el muslo llevaba escrito un título: "Rey de reyes y Señor de señores".
17 Vi entonces un ángel de pie en el sol, que dio un grito estentóreo, diciendo a todas las aves que vuelan por mitad del cielo: "Venid acá, reuníos para el gran banquete de Dios,
18 comeréis carne de reyes, carne de generales, carne de valientes, carne de caballos y de jinetes, carne de hombres de toda clase, libres y esclavos, pequeños y grandes".
19 Vi a la fiera y a los reyes de la tierra con sus tropas reunidos para hacer la guerra contra el jinete del caballo y su ejército.
20 Capturaron a la fiera y con ella al falso profeta que efectuaba señales a su vista, extraviando con ellas a los que llevaban la marca de la fiera y veneraban su estatua.
21 A los dos los echaron vivos en el lago de azufre ardiendo. A los demás los mató el jinete con la espada que sale de su boca, y las aves todas se hartaron de su carne.


EXPLICACIÓN.

Nueva visión (11). Se ve el caballo blanco, propio del vencedor; la figura del jinete se irá delineando gradualmente, aunque desafía toda prescripción. Se representa un desfile: el general en cabeza, seguido por sus tropas. Se proclama el triunfo ya antes de la batalla.,

El fiel y el leal, cf. 3,14; sus ojos llameaban, cf. 1,12; 2,18; mil diabdemas, las insignias de los reyes de la tierra, destronados por él (12). Su nombre puede leerse, pero no se comprende (nadie lo conoce): calidad única de su persona. Capa tinta en sangre (cf. Is 63,1-3), su victoria se debe a su pasión y muerte; Palabra de Dios, el proyecto divino, el mandamiento divino, el mensaje, se realizan en Jesús. Sus tropas, sin armas, en traje de triunfo (cf. 7,14) (14). Su arma, la palabra (cf. 2,12.16; 19,21; Is 11,4), que hiende toda mentira, desenmascara toda hipocresía y humilla toda arrogancia; esta victoria reinterpreta los términos de Sal 2,9 (15). Título, cf. 17,14.

Fracaso total y aniquilación de los adversarios, descritos en los términos usados por Ez 39,17-20 para la batalla mítica contra Gog. La crudeza de las expresiones muestra claramente tratarse de un lenguaje simbólico (17-18).

La coalición, preparada para la batalla final; se vuelve a la escena de 16,16. La victoria sin esfuerzo indica la maduración de la humanidad; las dos figuras simbólicas, el poder opresor (la fiera) y su propagandista (el falso profeta) encuentran su fin (el lago de azufre ardiendo, cf. 20,20.15; Is 30,22). Los que se han identificado con el poder y su injusticia no sobreviven (19-21). El único que combate es Jesús y su única arma es su palabra: su mensaje, presente en el mundo, acabará por derrotar el mal.

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