martes, 5 de octubre de 2010

QUINTA SECCIÓN: EL SÉPTIMO CUENCO. EL DESENLACE. Ap 16,17-21.

17 El séptimo derramó su cuenco en el aire y del interior del santuario salió una voz potente que venía del trono y decía: "Es un hecho".
18 Se produjeron relámpagos, estampidos y truenos y un terremoto tan violento que desde que hay hombres en la tierra no se ha producido terremoto de tal magnitud.
19 La gran ciudad se hizo tres pedazos y las capitales de las naciones se derrumbaron.
Recordaron a Dios que hiciera beber a la gran Babilonia la copa de su vino, el furor de su cólera.
20 Granizos como adoquines cayeron del cielo sobre los hombres, y los hombres maldijeron a Dios por el daño del granizo, pues el daño que hacía era terrible.


EXPLICACIÓN.

Séptimo cuenco: Llega el final, anunciado por la voz de Dios mismo (Es un hecho) (17).

Gran intervención divina, que desplaza la capital del imperio; ésta arrastra en su ruina a todos sus satélites y cómplices (18-19a). Temblor de tierra sin precedentes en la historia: derrumbe de las últimas seguridades humanas.

Deseo de reivindicación (19b). Cambio de la geografía del mundo (20). Como adoquines, lit. "como talentos", medida de peso entre 25 y 36 kilos; en otros casos, hasta 60. Obstinación (21).

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