martes, 5 de octubre de 2010

SE PREPARAN LAS SIETE ÚLTIMAS PLAGAS. Ap 15,1-16,1.

1 Vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se agotó el furor de Dios.
2 Vi también una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla del mar de vidrio estaban de pie los que habían triunfado de la fiera, de su estatua y de la cifra de su nombre;
3 con cítaras que Dios les había dado cantaban el cántico de Moisés el siervo de Dios y el cántico del Cordero diciendo:

- Grandes y admirables son tus obras,
Señor Dios, soberano de todo;
justo y verdadero tu proceder,
rey de las naciones.
4 ¿Quién no te respetará?,
¿quién no dará gloria a tu nombre,
si sólo tú eres snato?
Todas las naciones vendrán
a postrarse ante ti,
porque tus justas sentencias
se han promulgado.

5 Después, en la visión, se abrió en el cielo el santuario de la tienda del Encuentro
6 y salieron del santuario los siete ángeles que llevaban las siete plagas, vestidos de lino puro esplendente y ceñidos con fajas doradas a la altura del pecho.
7 Uno de los cuatro vivientes repartió a los siete ángeles siete cuencos de oro llenos hasta el borde del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
8 El humo de la gloria de Dios y de su potencia llenó el santuario; nadie podía entrar en él hasta que no se terminasen las siete plagas de los siete ángeles.

16 1 Oí una voz potente que salía del santuario y decía a los siete ángeles: "Id a derramar en la tierra los siete cuencos del furor de Dios".


EXPLICACIÓN.

El septenario de los cuencos lleva a término la salvación/liberación: nuevo éxodo (2-4); se prepara el ataque de Dios a la fiera (5-8).

Visión de una señal magnífica (lit. "grande", cf. 12,1.3), es decir, portadora de un mensaje importante y sorprendente: "siete ángeles" que llevan siete plagas (1). Este término recuerda inmediatamente la liberación de Egipto; se trata, pues, de una acción divina que derrumba el poder ejercido por un opresor sobre los que son fieles a Dios. Son las últimas; la liberación entra en su fase final; el mal va a destruirse a sí mismo (se agotó el furor de Dios; cf. nota a 11,15-19).

Segunda visión, en paralelo con la primera: un mar de cristal (cf.4,6), pero esta vez veteado de fuego, símbolo de la prueba. Es una visión anticipada de la liberación que va a efectuarse y muestra la finalidad de las plagas anunciadas. Los liberados son los que han triunfado de la fiera, etc., no por la violencia, sino por la fidelidad y la constancia, sin ceder a la persecución ni a la presión ejercida contra ellos; en la orilla del mar que ya han atravesado (2).

Lo mismo que Moisés, después de atravesar el Mar Rojo, había entonado el cántico de acción de gracias por la liberación de Egipto (Éx 15), los que no han cedido a la fiera entonan el cántico de su éxodo, agradeciendo su liberación; soberano de todo, el Creador; rey de las naciones, no ya de Israel: universalidad (3). Admiración (¿Quién no te respetará, etc.?). Las calamidades no pretenden aniquilar a las naciones, sino curarlas de su mal, haciéndoles reconocer al verdadero Dios (4).

Continúa la visión (5). El santuario de la tienda del Encuentro, el lugar de Dios durante la travesía del desierto, el lugar del arca (cf. 11,19). Los siete ángeles (6) menchttp://www.blogger.com/img/blank.gifionados al principio (v.1). Lino puro esplendente, blancura deslumbrante, la gloria divina; faja dorada, etc., cf. 1,13, de Jesús. Siete cuencos (7): las siete plagas van a poner en evidencia diversos aspectos de la injusticia del opresor y sus secuaces. El humo de la gloria de Dios y de su potencia (8): en estas plagas van a ser manifiestas (gloria) la presencia y acción divinas. Nadie podrá entrar en él: la importancia de lo que va a suceder excluye toda otra actividad ante Dios.

Orden de ejecución, procedente de la morada de Dios (16,1).

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