viernes, 1 de octubre de 2010

TRES ÁNGELES PREDICEN LA VICTORIA. Ap 14,6-13.

6 Vi otro ángel que volaba por mitad del cielo; llevaba una buena noticia perenne para anunciarla a los habitantes de la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo.
7 Clamaba: "Respetad a Dios y dadle la razón, porque ha sonado la hora de su juicio; rendid homenaje al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales".
8 Lo siguió otro ángel, el segundo, que decía: "Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación".
9 Lo siguió otro ángel, el tercero, clamando: "Quien venere a la fiera y a su estatua y reciba su marca en la frente o en la mano,
10 ése beberá del vino del furor de Dios, escanciado sin diluir en la copa de su cólera, y será atormentado.
11 El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos, pues los que veneran a la fiera y el que recibe la marca con su nombre no tienen respiro ni día ni noche".
12 ¡Aquí del aguante de los consagrados que guardan los mandamientos de Dios y la fidelidad a Jesús!
13 Oí una voz del cielo que decía: "Escribe: Dichosos desde ahora los que mueran como cristianos". "Cierto, dice el Espíritu, podrán descansar de sus trabajos, pues sus obras los acompañan".


EXPLICACIÓN.

Una vez aclarado el sentido profundo de la contienda, va a empezar la ofensiva de Dios contra el poder opresor, la fiera, simbolizada por la serie de siete cuencos llenos de su furor. Antes, sin embargo, Juan intercala tres avisos (6-12) para incitar a los hombres a escapar de la ruina. Se refuerzan los avisos con la descripción de la doble suerte final (14-20).

Primer ángel (7): Queda siempre abierta una oportunidad de salvación (buena noticia) para todo hombre (toda nación, etc.) (6). Ante la inminencia del juicio, es decir, de la caída del sistema opresor y de los valores que representa, invitación universal a recapacitar. Dios, creador para beneficio del hombre.

Segundo ángel (8): Anuncio profético que apoya la invitación anterior: el sistema opresor no tiene futuro, está condenado a desaparecer. El nombre de Babilonia, máximo enemigo de Israel en el pasado, servía a los cristianos para designar a Roma, el imperio opresor de su época. Se anuncia su ruina como ya efectuada, es decir, está dado el decreto, y su ejecución es infalible. El Imperio romano corrompe al mundo entero; el vino, atractivo, tentación; fornicación, idolatría, falsos valores.

Tercer ángel (9-11); Castigo de los que se hayan sometido a la fiera y hayan adoptado sus valores y su línea de conducta (cf. 13,1-17); vino contrapuesto al de v.8; beber el primer vino es condenarse a beber el segundo; del furor de Dios, etc. (cf. Is 51,17; Sal 75,8; Jr 25,15); con estas imágenes pondera el autor las terribles consecuencias de la corrupción del sistema, que llegarán hasta el límite; nada podrá evitarlas. Fuego y azufre, cf. Gn 19,24, destrucción de Sodoma y Gomorra; Ez 38,22; contra las tropas de Gog: fracaso y ruina.

El último párrafo (El humo de su tormento, etc. ) (11) no está construido en futuro ("subirá, no tendrán respiro"), sino en presente (sube, no tienen respiro), simultáneo con el hecho de venerar a la fiera o con el de recibir su marca (lit. "y si uno recibe la marca"). No se trata, pues, de un castigo futuro, sino de una situación o amenaza presente. En tal caso, lo que parece indicar el texto es que los que actúan así renuncian a toda esperanza de salvación. Un caso parecido aparece en 19,3; "el humo de su incendio (lit., "su humo") sube por los siglos de los siglos", frase que no puede significar un incendio interminable, sino lo definitivo de la ruina, que excluye toda restauración. Por otra parte, ser arrojados al lago de fuego (y azufre) será el fin del diablo (20,10), de la muerte y el abismo o Hades (20,14), todos figuras simbólicas. Según 20,14, el lago de fuego se identifica con la segunda muerte, que es la aniquilación definitiva, como se ve por el hecho de que "la muerte" será arrojada al lago de fuego. Lo mismo hay que interpretar los textos de 20,15 y 21,8.

Conocer el fracaso de los enemigos de Dios ha de dar ánimos a los cristianos para, en medio de la dificultad, mantener la adhesión a Jesús y el amor mutuo (los mandamientos de Dios, cf. 1 Jn 3,22-24).

Un mensaje divino (voz del cielo) quita a la muerte todo aspecto de incertidumbre o terror; como cristianos,lit. "en (el) Señor", modo primitivo de expresar esa idea; cf. 1,9; 1 cor 3,1. El Espíritu confirma en la comunidad lo dicho por la voz del cielo. Sus obras, que han expresado el espíritu que los animaba (13).

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