viernes, 24 de septiembre de 2010

EL LIBRITO PROFÉTICO. Ap 10,1-11.

10 1 Vi entonces otro ángel vigoroso que bajaba del cielo envuelto en una nube; el arco iris aureolaba su cabeza, su rostro parecía el sol y sus piernas columnas de fuego.
2 Llevaba en la mano un librito abierto. Plantó el pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra
3 y dio un grito estentóreo, como rugido de león; cuando gritó él, los siete truenos hicieron resonar su estruendo.
4 Cuando hablaron lo siete truenos, me dispuse a escribir, pero oí una voz del cielo que decía; "Guárdate lo que han dicho los siete truenos, no lo escribas ahora".
5 El ángel que había visto de pie sobre el mar y la tierra levantó la mano derecha al cielo
6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos (Dn 12,7), por el que creó el cielo y cuanto contiene, la tierra y cuanto contiene, el mar y cuanto contiene: "Se ha terminado el plazo;
7 cuando el séptimo ángel empuñe su trompeta y dé su toque, entonces, en esos días, llegará a su término el designio secreto de Dios, como lo anunció a sus siervos los Profetas".
8 La voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo diciendo: "Ve a coger el libro abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra.
9 Me acerqué al ángel y le dije: "Dame el librito". Él me contestó: "Cógelo y cómetelo; te amargará las entrañas, aunque al paladar te sabrá dulce como la miel".
10 Cogí el librito de mano del ángel y me lo comí; en la boca me sabía dulce como miel, pero cuando me lo tragué sentí una amargura en las entrañas.
11 Entonces me dijeron: "Tienes que profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos".

EXPLICACIÓN.

1-11 Se interrumpe de nuevo el proceso destructor, que es sólo el envés de la acción salvadora de Dios. Hasta ahora, estando en el cielo, Juan había contemplado la historia humana descubriendo en ella la realización de los designios divinos. Ahora, en esta pausa que precede al son de la última trompeta, se encuentra de nuevo en la tierra.

En el cielo había visto un ángel vigoroso que invitaba a abrir el rollo de los siete sellos (5,2). Ahora ve bajar del cielo a otro ángel vigoroso. Atributos del ángel: arco iris, continúa la alianza de Dios con Noé, por la que prometió que nunca otro diluvio destruiría la humanidad (Gn 9,12-17); sol, cf. 1,16 (de Jesús); columnas de fuego, cf. 1,15 (1). Éste ángel trae un librito (revelación más limitada), no sellado, sino abierto, dispuesto para la lectura (revelación accesible) (2).

El ángel parece personificar la visión de un relámpago que sale de una masa de nubes apiladas sobre el mar y la tierra (dominio universal de Dios). Antes de hablar, el ángel lanza un grito como el rugido de un león, al que hace eco el séptuple trueno, que simboliza la voz de Dios (Sal 29,3-9; Os 1,10; Am 1,2): es un mensaje divino el que trae. Sin embargo, no todo lo que Dios ha dicho puede ser comunicado por el momento (3-4).

El juramento del ángel tiene por modelo Dn 12,7 (cf. Dt 32,40; Neh 9,6). Se ha terminado el plazo (6); Dios señala el cumplimiento de su designio secreto de salvación (contenido en el rollo sellado) (5-7).

Cuando el fin parecía inminente, se renueva la misión profética de Juan (8). Tiene que digerir y meditar las palabras de Dios para poder transmitirlas eficazmente (cf. Ez 3,1-3). Son palabras de consuelo y de tristeza (dulce y amargo) (9-10). Su mensaje se precisa y su misión se ensancha: ya no habla a siete iglesias (2,1ss), sino a muchos pueblos (11). Ha de exponer en detalle la etapa final, explicando el sentido profundo de la historia; aún no se ha hecho ver el sentido trascendente de la batalla que se libra en el mundo ni se han identificado los contendientes.

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