jueves, 30 de septiembre de 2010

LA MUJER Y EL DRAGÓN. Ap 12,1-6.

12 1 Apareció en el cielo una magnífica señal: una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas.
2 Estaba encinta, gritaba por los dolores del parto y el tormento de dar a luz.
3 Apareció en el cielo otra señal: un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y en las cabezas siete diademas.
4 Su cola barrió la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra.
El dragón se quedó delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando naciera.
5 Ella dio a luz un hijo varón, destinado a regir a todas las naciones con cetro de hierro (Sal 2,9); pero arrebataron a su hijo y lo llevaron hasta Dios y su trono.
6 La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios, para que allí la sustenten mil doscientos sesenta días.


EXPLICACIÓN.

Comienza la exposición del contenido del librito. La persecución al mensaje cristiano es la concreción histórica de una lucha más profunda. Descrita en términos míticos, es la lucha entre Dios y el dragón, figura del mal, identificado con Satanás, "el Enemigo" y "la serpiente antigua", que causó la muerte del hombre. En términos históricos, es la desmitificación del poder, que, gracias al testimonio de Jesús y al de sus seguidores, pasa de ser considerado como divino (el dragón en el cielo) a ser visto como el Enemigo del hombre y adversario del plan de Dios; el designio divino liberador se propone destruir el poder, que oprime al hombre y le impide alcanzar su plenitud.

Se abre esta sección con la presentación de la comunidad cristiana como realidad trascendente insertada en la historia.

Magnífica ( lit. "grande") señal, imagen portadora de un mensaje de fundamental importancia ; en el cielo implica la trascendencia divina. Teniendo en cuenta los símbolos usados por los profetas, una mujer, que es esposa y madre hace pensar en la relación de Dios con el pueblo y en su fecundidad. Envuelta por Dios de sol: amor de Dios hacia ella (cf. Os 52,1; 61,10); la luna bajo sus pies, dominio sobre la sucesión del tiempo, existencia por encima de las vicisitudes humanas (cf. Sal 89,37s, en contexto de alianza); corona, realeza; de estrellas, dimensión trascendente; doce, el nuevo Israel universal (cf. 21,12-14). El atuendo de la mujer indica pues, la realidad trascendente del nuevo pueblo de Dios, la comunidad cristiana.

Madre fecunda (2): parto particularmente doloroso (a través de la persecución; cf. Jn 16,20); tensión de la comunidad hacia una realidad nueva, el nacimiento del Hombre (el hombre nuevo, la plenitud humana, cuyo prototipo es Jesús; cf. Jn 16,21) en cada uno de sus miembros.

Otra señal (3), nuevo mensaje procedente también de la esfera divina (en el cielo). Dragón, símbolo de una voluntad de mal que consigue sojuzgar a los hombres y escapa de su control; fuerza tremenda y temible (grande), sanguinaria (rojo), con plena vitalidad (siete cabezas): máxima expresión del mal, pero su fuerza (cuernos), aunque grande, no es ilimitada (diez). Esta fuerza de mal se encarna en el poder político (diademas). Quiere acaparar el poder (barrió la tercera parte de las estrellas del cielo, figura de los príncipes o poderosos que derroca, cf. Dn 8,10.24s, de Antíoco Epífanes) (4a). Carácter demoníaco del poder, hasta ahora divinizado.

Desproporción entre la fuerza del mal y la de la mujer. El poder no tolera la existencia del hombre nuevo (para devorar) (4b). Hijo varón, fuerza. La comunidad va realizando en la historia el designio de Dios sobre el hombre y consigue hacerlo a pesar de las fuerzas hostiles. Aunque históricamente débil, no será destruida; por el contrario, vencerá y dominará a sus adversarios (destinado a regir, etc., Sal 2,9; cf. Ap 2,25s, donde se dice a todo cristiano "que salga vencedor"); fracaso de la tentativa de eliminar al hombre nuevo, que, participando de la libertad y señorío de Dios (hasta Dios y su trono), queda fuera de su alcance (5). La comunidad como realidad terrestre sigue perseguida; en el desierto (6), fuera de los valores de la sociedad (situación de éxodo respecto a la sociedad opresora), encuentra refugio y protección divina. 1260 días, tres años y medio (cf. 11,2s), el tiempo de la profecía y de la persecución de los dos testigos, figuras de la comunidad (11,3).

No hay comentarios:

Publicar un comentario