miércoles, 22 de septiembre de 2010

VICTORIA DE DIOS Y SUERTE DE LOS FIELES. Ap 7,9-17.

9 Después de esto apareció en la visión una muchedumbre innumerable de toda nación y raza, pueblo y lengua; estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de blanco y con palmas en la mano;
10 aclamaban a gritos:
-¡La victoria pertenece a nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y al Cordero!
11 Todos los ángeles que estaban de pie rodeando el trono, los ancianos y los cuatro vivientes, cayeron rostro en tierra ante el trono y rindieron homenaje a Dios,
12 diciendo:
- Amén.
¡La alabanza, la gloria, la sabiduría,
las gracias, el honor,
la potencia y la fuerza
se deben a nuestro Dios
por los siglos de los siglos!
Amén.
13 Se dirigió a mí uno de los ancianos y me preguntó: "Esos vestidos de blanco ¿quiénes son y de dónde vienen?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo sabrás".
14 El me contestó: "Esos son los que han salido de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero,
15 por eso están ante el trono de Dios, sirviéndole noche y día en su santuario; el que está sentado en el trono habitará con ellos;
16 no pasarán más hambre ni más sed, ni el sol ni el bochorno pesarán sobre ellos,
17 pues el Cordero que está ante el trono será su pastor y los conducirá a fuentes de agua viva (Is 49,10) y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos" (Is 25,8).

EXPLICACIÓN.


9-17. Después de haber oído como Dios va a custodiar a los suyos en la tierra, Juan ve una muchedumbre inmensa procedente de todos los pueblos de la tierra, que representa la suerte de los que han sido fieles hasta el fin. La diferencia de origen no les impide gozar del mismo triunfo y lanzar el mismo grito, reconociendo que la salvación se debe a Dios y al Cordero, Jesús (9-10). Son los que han dado la vida por el mensaje y el testimonio (6,9). Los distintivos de los 144.000 describen su condición definitiva: estar de pie indica la superación de la muerte (cf.5,6); la vestidura blanca y (cf. 6,11) la palma en la mano simbolizan la victoria. A la aclamación de los mártires responde todo el coro celeste, que ratifica la aclamación (Amén) y expresa su reconocimiento y alegría por la obra realizada (11-12).

El diálogo con el anciano (13-14) se inspira en Zac 4,1-5. Juan no podía reconocer en la gloriosa multitud a la iglesia perseguida en la tierra. Los que han salido de la gran persecución, los que han consumado su éxodo y han alcanzado la tierra prometida; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero; la sangre/muerte de los mártires ha sido cancelada por la vida que dimana de la muerte de Jesús; la adhesión y el seguimiento de Jesús, condenado por la sociedad injusta y crucificado (la sangre del Cordero), obtiene la victoria (vestiduras blancas, resurrección).

Sacerdotes (sirviéndole, etc, cf, 1,6; 5,10), en plena intimidad con Dios (habitará con ellos) (15). La descripción de la felicidad de los mártires recoge motivos de Is 49,10; 25,8, entre otros (16-17) y significa el fin de la opresión y el dolor. Vida permanente (fuentes de agua viva/vivificante); la ternura de Dios con ellos (enjugará), descubre la figura del Padre.

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